Quienes asisten al Palco de Prensa en la pelota otoño invernal, me han escuchado hablar sobre un cátcher cubano llamado Juan Castro.
Radhamés Bonilla, Fellito Ortiz, Carlos Manuel Estrella, Jesús Mata, Pappy Pérez, que somos los que siempre estamos cerca, han escuchado mi historia sobre Castro.
Cuando dicen que un cátcher es bueno a la defensiva, yo siempre le digo, tú porque no viste al cubano Juan Castro.
Yo tampoco lo vi, salvo algunos juegos por las redes, pero un día vi su historia y me impresionó.
Ese Juan Castro que murió el domingo en La Habana, no comenzó a jugar como receptor, sino como torpedero.
Un día que estaban jugando, el equipo se quedó si cátcher y el manager comentó que iban a perder por “forfeit”.
La reacción de Juan Castro fue: “yo estoy aquí y se puso las indumentarias y se colocó detrás del plato.
Ahí nació uno de los mejores receptores defensivos que ha dado el béisbol en cualquier dimensión.
Castro con la influencia de ser torpedero, tomaba los piconazos como un jugador de esa posición, pero no se escapaban, como decimos “mascotear y pivotear”.
Incluso, muchas veces el bateador con dos strikes, le decía a pitcher que la tirara para el suelo, pero este se oponía diciendo que había corredor en tercera y Castro reaccionaba ¡tírala que ella no se va a ir!
Castro cometió 112 errores en casi 10 mil entradas (9,400) y eso habla por sí solo y he querido compartir este relato.
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