Por Emmanuel García Musa
Solo los actores saben si hubo un acuerdo preelectoral en las pasadas elecciones del Comité Olímpico Dominicano (COD), donde el Presidente actual se comprometía a renunciar luego de los Juegos Olímpicos de Tokio ’20 o en diciembre del ’20, lo que daría paso a que el primer vicepresidente asuma la Presidencia.
Verbal o escrito, entre caballeros o con «palabra de gallero», solo ellos lo saben. Desde fuera vemos que dos fuerzas no se enfrentaron en esas elecciones, y que el actual vicepresidente, quien encabezaba una de las dos fuerzas, cedió su posición anterior como secretario, para colocarse a tiro de renuncia.
Evidentemente existen razones para pensar que alguna motivación hubo para provocar ese movimiento, junto a otros, dentro de la conformación actual del comité ejecutivo. Por demás, se alega que el Presidente dio declaraciones públicas confirmando su futura renuncia.
Real acuerdo o no, deben primar los valores olímpicos a los que nos debemos: Excelencia, Amistad y Respeto; recordando que la Carta Olímpica expresa textualmente: “Al asociar el deporte con la cultura y la formación, el Olimpismo se propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo, la responsabilidad social y el respeto por los principios éticos fundamentales universales”.
Ante la incertidumbre actual, opiniones de terceros y sugerencias de actores olímpicos directos de aquel momento, a favor y en contra, se impone el buen juicio, la comunicación y hasta la negociación.
Evitar caer en situación de ingobernabilidad e irrespeto a la solemnidad olímpica debe ser lo primordial, el ejemplo debe primar.
Acuerdo o Recuerdo de las circunstancias preelectorales del ’18 no deben ser olvidadas y menos permitir que otros pesquen en río revuelto.
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